La Cofradía del Cautivo de Málaga ha decidido dar un paso ante la circulación en redes sociales de vídeos generados mediante inteligencia artificial (IA) que utilizan imágenes de sus titulares de forma irrespetuosa. Según ha confirmado el hermano mayor de la hermandad, Mario Ortega, a Diario SUR, la hermandad «ha puesto el asunto en manos de sus abogados para que interpongan las acciones judiciales que correspondan».
En las últimas semanas, estos vídeos creados mediante IA han comenzado a circular por las redes sociales, en los que se puede ver a los titulares de distintas cofradías de Jerez con movimientos artificiales, algo que muchos consideran una burla hacia las imágenes religiosas. Estas manipulaciones digitales han causado un gran malestar entre las hermandades, que consideran que el uso de sus imágenes en este contexto es irrespetuoso.
Recientemente, las hermandades de la Piedad y la Oración en el Huerto en nuestra ciudad también han emitido comunicados condenando estos hechos y pidiendo respeto hacia sus Sagrados Titulares. Ambas corporaciones han señalado que se reservan la posibilidad de emprender acciones legales contra los responsables de estos montajes, sumándose a la creciente preocupación sobre el uso indebido de las imágenes sagradas en el ámbito digital.
Además de las hermandades mencionadas, también han circulado montajes digitales con imágenes del Santísimo Cristo de la Expiración y del Señor de Bondad y Misericordia, lo que ha generado un debate más amplio sobre el respeto a los símbolos religiosos en la era de la inteligencia artificial.
Este conflicto plantea interrogantes sobre los límites entre la libertad de expresión digital y el respeto a las tradiciones religiosas, especialmente cuando se trata de símbolos que tienen un profundo significado para miles de fieles. La decisión de la Cofradía del Cautivo de Málaga de recurrir a la vía judicial subraya la importancia de proteger el patrimonio religioso frente a la manipulación tecnológica y establece un precedente para el tratamiento de estas situaciones en el futuro.
El caso pone de manifiesto los nuevos desafíos que enfrentan las instituciones religiosas en un mundo cada vez más digitalizado, donde las tecnologías emergentes permiten alterar imágenes de manera casi indistinguible de la realidad.