La Hermandad del Desconsuelo presentó ayer viernes uno de los reestrenos más llamativos de la Semana Santa de Jerez del año 2017. El paso de Nuestro Padre y Señor de las Penas se descubrió en la sede de la corporación, la iglesia de San Mateo, tras un acto en el que se explicó los trabajos realizados por el conservador onubense Daniel Sánchez Vázquez.
La sala Sharis Sadunia del Museo Arqueológico de Jerez acogió el acto de pre-sentación de la labor de conservación, conducido por el periodista jerezano Eu-genio Camacho, y en el que intervinieron el hermano mayor del Desconsuelo, Francisco Zurita, y el propio restaurador, Sánchez Vázquez, quien en una pre-sentación mostró las tareas llevadas a cabo en su taller de Isla Cristina.
El paso, obra de Manuel Guzmán Bejarano del año 1967, de estilo barroco, se estrenó en 1968 y se finalizó en 1970, de madera tallada y dorada por el mismo artista. La canastilla tiene un perfil redondeado y unas enormes cartelas rodea-das por unos angelitos en diferentes posturas. En 1973, en la canastilla y en los respiraderos se colocaron dentro de las cartelas, ocho medallones de plata de ley, obras de Francisco Fernández Barranco.
Sánchez ofreció una extensa galería fotográfica y diversas diapositivas en las que mostró el cambio que han experimentado el canasto y los respiraderos, ofreciendo una imagen cuidada, mostrando especial mimo por las tonalidades del dorado de los mismos, buscando el equilibrio entre el brillo propio del oro y el mate del lógico paso del tiempo. En este sentido, Sánchez Vázquez afirmaba haber
Por su parte, el hermano mayor de la cofradía, Francisco Zurita mostró su enor-me satisfacción por la labor realizada, alabando “la entrega y el esfuerzo que han realizado los hermanos, la comisión dedicada este asunto, la junta de go-bierno y, por supuesto, a la mayordomía que se ha volcado”. Zurita aseguró que el trabajo realizado por Daniel Sánchez, que también ha realizado la parihuela que estrenó el paso el año pasado para evitar los problemas estructurales que sufría el canasto, es “para disfrutarlo porque en un tiempo récord ha conseguido un resultado brillantísimo. Sobresaliente”. Asimismo ha agradecido a Sánchez su “magnífico trabajo y dedicación mostrada con este hermandad, sus hermanos y Nuestro Padre y Señor de las Penas”.
Por su parte, el conservador de arte onubense se ha mostrado “honrado” con este trabajo. “El paso presentaba diversos repintes que se han subsanado”, aseguró Sánchez, que ha descubierto que los ángeles y querubines situados en el paso son obra del imaginario sanrroqueño Luis Ortega Bru.
“Los problemas derivados de la parihuela, que se cambió el año pasado, han acentuado el deterioro de la canastilla y los respiraderos, puesto que la misma ha soportado el peso de todo el misterio provocando que el mismo cediera poco a poco”, afirmó Daniel Sánchez durante la exposición.
El restaurador aseguró que “lo primero que hicimos fue estabilizarlo en tempera-tura y humedad, por lo que habría que encontrar una fórmula de conservación que mantenga unos niveles casi constantes”.
En cuanto al aspecto del paso que se ha podido ver en San Mateo, el conserva-dor de arte manifestó que “se ha dorado en torno al 65% del paso, pero el res-tante se ha limpiado y reintegrado. Este porcentaje se debe a que el costero derecho del paso se vino abajo en su dorado por la humedad de la capilla en la que se guardaba. Va a dar el aspecto de que se ha dorado entero, pero realmen-te lo que se ha hecho es bruñir oro, dando un aspecto casi nuevo”.
Es la primera vez que se lleva a cabo una restauración de este calado en el paso que tallara Guzmán Bejarano, que ha recuperado con esta restauración el es-plendor perdido durante años de malas intervenciones y soluciones temporales.
La historia de estas andas comienzan en San Mateo de forma controvertida, pues la cofradía se percata que al montar las piezas de las mismas conforman un paso mayor que las dimensiones de la puerta de salida. Esto sucedía un Viernes de Dolores y el Martes Santo, tras haber cortado e intervenido el paso para recomponerlo, ya lucía por las calles de la collación de San Mateo.
Una restauración que llega cuando se cumplen 50 años su talla, aunque no ter-mina todavía puesto que en Los Judíos se busca ya la forma de conversación del mismo, bajo la directriz del propio Daniel Sánchez.