En la jornada de ayer, Jueves de Pasión, la Hermandad de la Paz de Fátima presentó la bambalina frontal del paso de palio de María Santísima del Refugio de los Pecadores. Esta pieza, que se integrará en el paso de palio que recorrerá las calles el próximo Lunes Santo.
El diseño, de clara inspiración clásica, bebe directamente del regionalismo artístico que alcanzó su esplendor con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Dentro de esta corriente, la ornamentación cerámica renacentista cobra gran protagonismo, y ha servido de fuente directa para los diseños juanmanuelinos del primer cuarto del siglo XX, en los que se inspira esta obra.
Uno de los aspectos más llamativos de la bambalina es la riqueza material de su soporte. Está realizada sobre un terciopelo color jacinto, tejido especialmente para esta ocasión por una prestigiosa casa parisina, con una composición de 100 % seda natural en la urdimbre adicional y 100 % algodón en la trama. La tintada del terciopelo fue efectuada ex profeso para este palio, lo que subraya el grado de exclusividad de la obra. A ello se suma una base que incorpora ventanucos con malla de bolillo en punto de La Virgen, aportando un equilibrio entre la delicadeza del encaje y la contundencia del bordado.
La riqueza técnica del bordado es sobresaliente, con desarrollos de gran complejidad en las paredes de las piezas, un amplio uso de hojilla y una variedad de puntos que enriquecen cada motivo. Se aprecian volúmenes tratados de manera casi escultórica, como en el caso de los dragones en relieve, o en la gran cantidad de piezas bordadas al aire, lo que otorga al conjunto una profundidad visual poco común.
El bordado ha sido ejecutado por Fernando Calderón, mientras que el diseño ha corrido a cargo de Jesús Benzal. La imaginería complementaria es obra de Fernando Aguado, mientras que la joyería ha sido elaborada en el Taller de Olmo. El fleco y la borla provienen de Casa Rodríguez y la carpintería ornamental ha sido realizada por Arquitectura del Mueble.
Pero la Hermandad de la Paz de Fátima no se detiene ahí. Para el próximo Lunes Santo, también se estrenará la nueva imagen de Claudia Prócula, que se incorporará al paso de misterio. La talla, obra del escultor roteño Miguel Ángel Caballero Pérez, aporta una nueva dimensión al conjunto escultórico, tanto por su presencia como por la fuerza expresiva que encierra.
Claudia Prócula, personaje que según la tradición fue esposa de Poncio Pilato, está ejecutada en madera de cedro real y alcanza una altura de 183 centímetros. Su anatomía y encarnadura han sido trabajadas con sumo detalle, quedando visible buena parte del cuerpo al ir vestida a la romana. El escultor ha querido plasmar en su rostro un gesto de tristeza e impotencia ante la condena inminente de Jesús, y se ha centrado especialmente en el realismo de sus rasgos, buscando un equilibrio entre dramatismo y serenidad.
Destaca el minucioso estudio del peinado romano, con un recogido alto de bucles enmarcado en una trenza, coronado por una diadema dorada, cincelada y engarzada con dos turquesas y un ónix negro. También se ha trabajado de forma detallada la anatomía de brazos, torso y piernas, estas últimas calzadas con sandalias altas de estilo romano, decoradas con estofados al temple y coronadas por cabezas de querubes.
La figura de Claudia Prócula, que aparece mencionada en el Evangelio de Mateo (27:19), adquiere así una nueva dimensión en el misterio de la Hermandad de la Paz de Fátima. Según la tradición, fue ella quien advirtió a Pilato de no intervenir en la condena de Jesús tras sufrir un sueño inquietante. A lo largo de los siglos, su figura ha sido tratada tanto en la literatura apócrifa como en las Actas de Pilatos, donde recibe distintos nombres como Procla, Prokla, Perpetua o Claudia Prócula, siendo incluso considerada santa por algunas tradiciones cristianas.