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La lluvia hizo acto de presencia desluciendo el Lunes Santo

Fotografía: Ángel L Moreno

La lluvia hizo acto de presencia en la jornada del Lunes Santo, tal y como vaticinaban las previsiones meteorológicas, rompiendo la misma y obligando a las hermandades a buscar refugio.

La Hermandad de la Sed fue la que abrió la jornada y a la que sorprendió la lluvia cuando se encontraba por las calles del centro de la ciudad, teniendo que refugiarse en la Capilla de San Juan de Letrán. Para minutos más tarde volver a salir e incorporarse a la Carrera Oficial desde el monumento a las cofradías.

A las cinco de la tarde la Hermandad de la Candelaria se echaba a la calle pese a la llovizna que caía a esa hora de la tarde. Minutos más tarde, la Hermandad de la Paz de Fátima sacaba su Cruz de Guía a la calle cuando la lluvia le sorprendió, obligando al cortejo a regresar a la parroquia de Fátima. Minutos más tarde, y tras la caída de un breve chaparrón, la hermandad al completo volvía a salir para realizar su estación de penitencia.

La Hermandad de Amor y Sacrificio fue la cuarta cofradía que decidió salir, para realizar su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral.

Las hermandades de la Cena y la Viga, tras solicitar retrasar su salida, decidieron finalmente no hacer su estación de penitencia.

Sobre las ocho de la tarde, un fuerte aguacero calló sobre la ciudad sorprendiendo a la Hermandad de la Candelaria por calle Larga, lo que obligó a la cofradía del barrio de La Plata a buscar refugio. El paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de las Misericordias lo hizo en la Catedral y el paso de palio de María Santísima de la Candelaria.

Las hermandades de la Sed y la Paz de Fátima también se resguardaron en el templo catedralicio. Y la Hermandad de Amor y Sacrificio lo hizo en la iglesia conventual de Santo Domingo, desde donde emprendió el camino de regreso a la parroquia de Madre de Dios minutos más tardes.

Tras reunirse en la Catedral las juntas de gobierno de las tres hermandades, decidieron regresar en la jornada del Domingo de Resurrección tras la celebración de la Misa Pontifical que se celebra en la Santa Iglesia Catedral a las once de la mañana.