Confiados en la buena voluntad de las gentes, de los pueblos, regiones y naciones, hemos tolerado impasibles, callados, sordos y ciegos la persecución de los que se han considerado como nosotros, seguidores de Cristo, hijos suyos, hijos de Dios.
A lo largo de la historia, la otra mejilla se ha desvanecido debajo de una pantalla de odio, envidia e intolerancia. Unas veces por el temor del poder imperante, otras por pensar diferente y en las menos por disputas religiosas.
Hoy, inmersos en pleno siglo XXI, de nuevo los aires de persecución religiosa contra los cristianos insuflan las velas del odio que campa a sus anchas. Los medios de comunicación, las redes sociales y los adelantos tecnológicos nos traen noticias, imágenes y videos de una crueldad tal que nos desaniman, nos deprimen y entristecen. Pero lejos de caer en esas provocaciones mantengamos firmes nuestra Fe, transformemos nuestra incomprensión e incluso desidia en apoyar a todos aquellos hermanos perseguidos por razón de sus creencias religiosas en aquellos lugares donde no pueden mostrar su amor de Dios libremente.
Como Hermandad de la Santa Cruz y Cofradía de Nuestro Señor de la Paz no podemos por menos que condenar cualquier tipo de persecución en razón de la libertad religiosa, en cualquier lugar, y así mismo se invita a todos los creyentes y personas de bien a orar para que este tipo de prácticas totalitarias e irracionales cesen de una vez en todo el mundo. Que Dios acoja en su seno a tantos mártires inocentes que han entregado su vida en defensa de la Cruz y de la Vida Eterna.