El pasado viernes día 8 de los corrientes mes y año nuestra Hermandad de las Cinco Llagas de nuevo celebró uno de los destacados actos prefijados en su denso programa de actos del LXXV aniversario de la Reorganización de la Cofradía. A las 20.30 horas, y presidida por el sacerdote José Hachero Álvarez, tuvo lugar la mensual Misa de Hermandad para, posteriormente, desarrollarse la cuarta de las ponencias anunciadas.
En esta ocasión ocupó la tribuna de oradores Francisco Javier Segura Márquez, licenciado en Historia del Arte, coordinador de El Sochantre hispalense, cofrade sevillano, coautor del libro Gubia de Letras y pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2013, quien dictó, de manera tan brillante como amena, la conferencia titulada ‘La música sacra y el culto: consideraciones sobre su aportación a la Liturgia en las cofradías’.
Nuestro querido hermano secretario de la Junta de Señores Oficiales, Ernesto Romero del Castillo, quien, estirando un verbo fluido y concercano, subrayó, entre otras, las siguientes afirmaciones:
– Continuamos, un mes más, con el magnífico ciclo de conferencias formativas con las que estamos celebrando tan brillantemente estos setenta y cinco años de reorganización. En esta ocasión viene a compartir con nosotros su gran experiencia y enorme sapiencia el cofrade Francisco Javier Segura Márquez. Nacido en Sevilla hace 29 años, don Francisco Javier Segura es, sin ningún género de dudas, todo un artista. Y no ya por ser experto en Arte con mayúsculas en virtud de su Licenciatura en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla –estudios que ha completado brillantemente con un Máster en Educación Secundaria, estudios de Piano y estar cursando en la actualidad la Licenciatura en Antropología Social y Cultural-, sino porque se ha dedicado de lleno a dos de las artes en los que destaca sobremanera: la Música y la Literatura. Respecto a la primera, don Francisco Javier destaca como pianista, organista, acompañante musical de eventos, compositor y letrista.
– Respecto a la Literatura, gracias a la cual ha trascendido la gran fama de nuestro conferenciante de hoy, y aparte de multitud de publicaciones y premios, así como ponencias y comunicaciones en diversos simposios y congresos, y su faceta como articulista tanto en El Correo de Andalucía como diversos boletines entre los que destaca su colaboración habitual en el Boletín de las Cofradías de Sevilla desde 2003, ha brillado sobremanera como pregonero, especialmente como pregonero poeta, ya que se identifica plenamente con la Generación del 27, y conoce todos los textos que se conservan de los pregones de la Semana Santa sevillana (algunos de ellos, incluso de memoria). Y para ello, se han tenido que dar las dos circunstancias necesarias para que los increíbles números que posee en su currículo pregoneril don Francisco Javier se produzcan, a saber: que pueda (pocos tienen la capacidad y sensibilidad poética que posee él), y que quiera (pues cuenta también con la necesaria constancia, laboriosidad y generosidad para entregarse gratis et amore a esta no siempre ni reconocida ni valorada labor). Y es que desde 2002 a la actualidad ha pronunciado por toda la geografía andaluza y española la cifra, si no me equivoco, de setenta y cinco pregones o exaltaciones.
Francisco Javier Segura dictó una ponencia muy amena y didáctica. Supo enseguida conjugar pronto toda la optimización del verbo comunicar. Y mantuvo de modo impertérrito la atención del público de principio a fin. Habló con destellos de humildad para a la postre ofrecer una lección magistral experta en la materia. Seleccionamos a continuación varios de los contenidos expuestos por tan notable ponente:
– Para entender lo que significa la música sacra habría que remontarse al principio de la existencia del hombre. Con Dios había que comunicarse de otra manera. La música nació para contactar con aquello que estaba por encima de los hombres, en el más allá.
– Sabemos la importancia que tuvo la música en la antigüedad. Nos empeñamos y nos esmeramos en reconstruir como fueron esos momentos, de tristeza y de dolor en los que la música estaba presente. En las Sagradas Escrituras se encuentran múltiples referencias a la melodía, a los salmos.
– Hemos venido aquí a conocer el desarrollo de la música sacra. En el germen sabéis que estaba el canto gregoriano. Es la base de la música sacra que hemos conocido y nos han transmitido. Porque en el canto gregoriano, con el tiempo, en los rudimentos de la polifónica se sumaron voces que cantaban por lo alto y por lo bajo.
– Es importante subrayar la creación de la Sagrada Congregación de Ritos se creó para vigilar desmanes creativos. ¿Qué le ocurre a las cofradías en los siglos XVI y XVII con respecto a los cultos? No se separaban mucho en lo que indicaba la jerarquía. Dejaban los aspectos de los cultos a merced de lo que permitieran los sacerdotes donde radicaban.
– En las Reglas se especificaban jornadas señaladas en la que la música era muy importante. Aunque todavía no estaba en manos de los seglares. Tenemos que llegar al siglo XVIII cuando la expansión del Barroco también alcanzó a las cofradías. Nacen entonces las coplas para dar esplendor a los cultos con características propias. Las Hermandades van avanzando y buscando un tiempo propio. Así nace la paraliturgia: es decir, que parece liturgia pero no es exactamente eso. Al tratarse de cultos vespertinos, se cambiaba la misa por una exposición al Santísimo donde la música tenía un protagonismo especial.
– En el siglo XIX adopta plena personalidad. El culto más importante se hacía por la tarde. El apartado de la ejecución de la música va pasando por distintas manos. ¿Qué va ocurriendo a lo largo del siglo XVIII? Qué las hermandades se van preparando tanto en este aspecto musical que se necesitan también instrumentistas.
– Ya en el XIX todo lo que se había ido forjando en el culto de las Hermandades arrastran del fundamento. En el proceso de personalización ya cualquier música no sirve. Se eligen arias de óperas con músicas adaptadas. Y las que se crean tienen las mismas características. Nacen lo que yo llamo las “novenas entretenidas”. Las hermandades se peleaban para contratar a los tenores italianos que iban a Sevilla a cantar el Miserere.
– El Papa Pío X, en 1903, cree que ha llegado el momento de acabar con todo aquello y pública un motu proprio. Él define la música sacra, verdadera y universal. Defiende la importancia del canto gregoriano y de la polifonía que habían perdido puestos. Que nos se alteren los textos litúrgicos en favor del virtuosismo de la interpretación. Todos los intérpretes debían ser hombres de probada de virtud. Cómo no estaría la Iglesia en el tema de la música para que interviniese el Papa. Prohíbe la percusión: los timbales y los platillos. Que en las procesiones se toquen melodías de órgano.
– Hubo reacciones distintas. Hay un caso paradigmático. El maestro Vicente Gómez Zarzuela compone una misa fantástica, inmensa para la Virgen del Valle. La compone en Cuaresma de 1902. La Hermandad del Valle nunca jamás dejó de interpretar la misa de Gómez Zarzuela a pesar de las diversas interpretaciones que se le fueron dando a los documentos de la jerarquía respecto a esta cuestión. Seguramente el motu proprio no tuvo mucho eco, y si lo tuvo fue muy radical.
– Tan es así que se tuvo que recordar el Papa Pío XI que se cumplían 25 años del motu propio y que no se había aplicado de forma correcta. Pedían también que la voz humana resonara en el templo. Era 1928, de esta fecha estamos hablando.
– En los años veinte existe gran riqueza musical porque nace el regionalismo. Ni motu proprio ni nada. Seguimos viendo cómo las Hermandades se abren a las nuevas maneras de componer de los maestros que les ofrecen sus obras. Joaquín Turina, por ejemplo.
– En España y especialmente en Andalucía, la Guerra Civil marca un antes y un después. Las grandes capillas musicales tenían un coste importante. Era incoherente gastar dinero en música porque faltaban otros elementos en muchas Hermandades, tales como las propias imágenes o los templos, arrasados antes y durante la contienda. El Papa Pío XII está muy atento a la música sacra. Habla de la necesidad de reponer el canto gregoriano en 1947 con la Mediator Dei. Ya estamos viviendo la fase de la música contemporánea. En España, a finales de los años cuarenta son años de gran fecundidad compositiva. Sobre todo los maestros vascos.
– Todavía hay voluntad que los cultos de las Hermandades solemnicen. Pío XII saca en 1955 la Musica Sacra Disciplina. Y las nociones que da el documento son mal entendidas. Vuelve a defender la preponderancia del órgano. Alguien malinterpretó que los instrumentos de viento y cuerda no tenían cabida. También habla de la importancia del canto popular en lengua materna. Que no obsta nada para que se pueda cantar en dos idiomas.
– 1965: Se está celebrando el Concilio Vaticano II. No limita nada, ni quita nada, ni suprime nada. No quita el uso del latín como el lenguaje principal de la Iglesia. Eso se ha malinterpretado. También se habla de una jerarquía de los cantos dentro de una celebración. No todo puede ser música ni todo puede ser silencio.
– Para admitir instrumentos y servirse de ellos se tendrá el carácter del pueblo. Todo instrumento es admitido en el culto. Yo no veo que la guitarra sea indigna del culto, pero hay que saberla utilizarla de un modo adecuado. Que tenga sentido litúrgico.
-En 1967 la Sagrada Congregación de Ritos saca un importante documento, el Musicam Sacram. Pablo VI se dirigió a los artistas porque también le pareció su labor de suma importancia. Y Juan Pablo II también dedica una parte de su discurso a la Música Sacra. Es el mismo Juan Pablo II quien admite la preponderancia del órgano en la Liturgia. El Concilio Vaticano II no se solicitó una vuelta atrás en nada. Sin embargo las Hermandades abandonaron la riqueza de sus cultos. En una imprecisión un poco extraña. Ahora se valora más.
– Mi opinión es muy clara: el que quiera guitarra, pues guitarra y el que órgano, pues órgano. El siglo XXI ya se ha vuelto a entender bien lo que significaba la música en las Hermandades. Hay un ansia de economizar en la música sacra que es insano para la Hermandad y para el culto. Si hay que poner cera y flores, nos gastamos lo que sea. Pero para música, no. Y todo es igual de efímero: y sin embargo adolece de ese problema. Yo comprendo que el tesorero debe ahorrar, pero también debe saber qué es lo importante. Y una vez puestos de acuerdo el tesorero y el diputado de cultos, ahora es el sacerdote la que comienza a recortar. Si usted cercena los cantos, esta cercenando el sentido y la profundidad de la Liturgia. Que se interpreten las piezas para acercar al hombre a Dios a través de la música.
– Faltan muchas veces, por parte de quienes preparan los cultos, el conocimiento exacto. Cada ceremonia tiene una música concreta. En una ceremonia no se debe suprimir el Señor ten piedad. El Gloria es un himno de alabanza y están para cantarse. El canto del Santo es el canto que no debería suprimirse nunca.
– El canto de la Comunión es un canto procesional. Porque nos acercamos en procesión. Está bien que al final haya un tiempo de silencio.
– Las coplas de cultos donde realmente deberían cantarse es después del Ejercicio de Quinario y el inicio de la ceremonia. Es el momento más personal donde la cofradía debe ofrecer la música más propia. Los himnos hay que cantarlo al final de las ceremonias. Por ejemplo, la Hermandad de la Macarena, lo hace muy bien.
– No es lo propio meter marchas, que son para la calle. Cada cosa en su sitio y cada música en su lugar. Siempre que miramos a nuestras Imágenes en nuestra alma se eleva un himno de alabanza.
Al término del aplaudido acto, el Hermano Mayor de la Hermandad, Juan Lupión Villar, entregó al conferenciante una reproducción en madera y alpaca dorada -con placa- del logotipo del LXXV Aniversario, obsequio realizado en los talleres de nuestro hermano Miguel Ángel Camas Soto