La Fraternidad Seglar de María Santísima de los Dolores de Carmona, perteneciente a la Orden Seglar de los Siervos de María, ha aprobado la cesión del paso de palio completo de su titular mariana a la Hermandad de Humildad y Paciencia, que lo utilizará en la salida extraordinaria prevista para el próximo 4 de octubre, con motivo del 25 aniversario de su erección canónica.
La solicitud fue presentada por la Trinitaria Hermandad de San Antonio Abad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, María Santísima de la Trinidad, San Juan Evangelista y Santa Rafaela María, siendo aceptada recientemente por el consejo de gobierno de la Fraternidad gaditana.
Este jueves 17 de julio, ambas entidades han firmado el acuerdo de cesión en un acto celebrado ante la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, con la participación del Hermano Mayor de la cofradía jerezana y el Hermano Prior de la Fraternidad.
Desde la Hermandad jerezana se ha hecho público un comunicado en el que se resalta el profundo valor simbólico del acuerdo alcanzado, que califican como un acto que «trasciende lo puramente logístico» y que representa «una muestra palpable de la comunión entre las hermandades y del amor compartido a la Santísima Virgen». En dicho escrito, la corporación trinitaria expresa su gratitud a la comunidad servita de Carmona por su “generosidad, comprensión y entrega”, destacando que este gesto hará posible que María Santísima de la Trinidad procesione por primera vez bajo palio, acompañada de San Juan Evangelista, en una jornada que consideran “inolvidable”.
La hermandad también ha valorado el intenso trabajo realizado para adaptar el conjunto procesional a las reducidas dimensiones de la puerta de su sede canónica, agradeciendo la total colaboración del Prior y del Consejo de Gobierno de la Fraternidad carmonense en encontrar una solución respetuosa con las condiciones del templo, sin renunciar a la dignidad y belleza del cortejo.
El paso de palio que será cedido destaca por su riqueza artística y profundidad simbólica. El diseño y ejecución del conjunto se debe a Juan González, autor también de gran parte de su orfebrería, quien ha desarrollado una propuesta inspirada en los modelos decimonónicos, reinterpretados bajo criterios actuales, tanto estéticos como iconográficos. El estilo general se adscribe al neo-manierismo, corriente decorativa muy presente en el siglo XIX.
La realización ha contado con la participación de diversos artistas y talleres: el tallista Manuel Montañez; los orfebres Jesús Domínguez, Daniel Santos, Orfebrería Cordobesa y Hnos. Franchi (Italia), además del propio Juan González; y la Casa Monforte, responsable de la pasamanería creada especialmente para este conjunto. Se han confeccionado nuevos respiraderos, maniguetas y flameros de plata, así como las correspondientes piezas textiles: respiraderos en tejido trenzado y nuevos faldones. También se ha incorporado una nueva parihuela y se ha adaptado el baquetón del respiradero para mejorar funcionalidad y estética.
El conjunto procesional se organiza en tres niveles iconográficos:
- El palio representa la sombra del Altísimo, con el nombre de Dios en el centro del techo, símbolo de su presencia protectora.
- Las bambalinas narran la historia del pueblo de Israel y las prefiguraciones de María, anticipando el papel de la Virgen en la historia de la salvación.
- El nivel intermedio lo ocupa la imagen de María, mujer elegida para ser Madre de Cristo y de la Iglesia, donde se cumplen las promesas.
- Finalmente, la parihuela representa a la Iglesia peregrinante, que camina por el mundo necesitada de penitencia y conversión, y que encuentra en María su modelo de fe.
Los respiraderos se han concebido a modo de cresterías inspiradas en las antiguas rejas de capillas mayores de catedrales y santuarios, con una elaboración que recuerda la forja clásica: cintas de hierro caladas, motivos vegetales, mascarones y cartelas. Estas últimas, siete en total, contienen expresiones marianas tomadas de la más antigua letanía dedicada a los Dolores de la Virgen, surgida en el seno de la Observancia Germánica de la Orden de los Siervos de María entre los siglos XVI y XVII y reutilizada posteriormente por Pío VII tras su cautiverio.
El tejido trenzado que recubre el espacio inferior de los respiraderos —realizado a mano— evoca los cilicios antiguos usados por quienes optaban por la vida penitencial. Sobre este entramado se disponen las estructuras de orfebrería.
El conjunto se completa con cuatro maniguetas, diseñadas según los volúmenes de la orfebrería del siglo XVII, y cuatro hidras flameras, que establecen una conexión visual entre la parihuela y el palio.
La cesión del paso supone no solo un gesto de fraternidad entre ambas corporaciones, sino también una aportación artística y simbólica de gran valor a una efeméride especialmente significativa en el ámbito cofrade jerezano.