Durante la celebración del III Retiro Mundial de Sacerdotes en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma y ante presbíteros de los cinco continentes, el Papa Francisco deslizó la posibilidad de cambiar la fecha de la Pascua de Resurrección para que esta fiesta pueda ser celebrada por todos los cristianos del mundo en un mismo día. Esta fecha podría ser el segundo domingo de abril, por lo que el Domingo de Ramos sería el primero de ese mes.
De hacerse realidad esta idea del Santo Padre, la Luna del Parasceve dejaría de ser la protagonista a la hora de fijar la fecha del Domingo de Resurrección y, por tanto, del Domingo de Ramos. Fue en el año 325 d.C., en el Concilio de Nicea, cuando se acordó que la Pascua se celebrara el domingo siguiente a la primera luna llena tras el equinocio de primavera (21 de marzo). Por eso, el Domingo de Resurrección nunca puede ser antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril. Según este calendario lunar, la fecha más baja para el Domingo de Ramos sería el 15 de marzo y la más alta el 18 de abril. La Semana Santa, según este cambio, arrancaría siempre el primer domingo de abril, al fijarse la Resurrección el segundo, es decir, entre el día 8 y el 14, según el año.
Este cambio también afectaría a la celebración de Pentecostés, que es cincuenta días después de Pascua y la festividad del Corpus Christi, que es diez días después de Pentecostés. El resto del calendario litúrgico permanecería igual.