Debido a la enorme veneración que se profesa a Nuestra Señora de las Lágrimas, se van sucediendo los donativos que para su debido decoro aportan hermanos y devotos.
Este es el caso de dos hermosas piezas donadas en las últimas semanas. Se trata de una ráfaga o aureola de plata de ley dorada de finales del S. XIX en la que se distribuyen como elementos decorativos, distintos atributos de la pasión de Nuestro Señor, dispuestos en torno a un motivo central de cuarzos citrinos. Otro devoto ha donado una espléndida saya del S. XVIII, bordada en oro y sedas de colores sobre soporte crema de este último material. La magnífica restauración de tan antiguos bordados ha corrido a cargo del taller del bordador jerezano Fernando Calderón.