You dont have javascript enabled! Please enable it! Presentada la restauración del Ángel Confortador - La Pasión en Jerez

Presentada la restauración del Ángel Confortador

Ayer sábado, fue presentado tras su regreso espléndidamente restaurado en los talleres de Ars Nova restauraciones, el Ángel Confortador que acompaña a María Santísima de la Confortación. Ha sido restaurado por la empresa Ars Nova Restauraciones, taller que ha sido el encargado en restaurar tres de la imágenes titulares de la Hermandad de la Oración en el Huerto.

La bella escultura del Dulce Nombre de Jesús en 2016, obra barroca del siglo XVIII, María Santísima de la Confortación en 2018, el ángel Egudiel en 2020, que es el ángel confortador de Jesucristo en su escena de la Oración en el Huerto, conjunto escultórico creado por Vasallo Parodi en 1943, y finalmente el arcángel Gabriel, de 1725, y que acompaña a la figura de María de la Confortación.

La estampa que recrea las imágenes de María con el ángel confortador, es una estampa singular, poco prodigada en la imaginería religiosa, y forman un conjunto artístico de gran calidad y sensibilidad piadosa.

De 1725 data un retablo que, según documentó Moreno Arana (Diario de Jerez, 3 de noviembre de 2012, p. 51), se levantó en la capilla del Dulce Nombre de Jesús con las imágenes de “la Madre de Dios y Ángel”, que se entregaron al parecer a la vez que el retablo. Tras la restauración que realizamos de María Santísima de la Confortación, la atribución de esta imagen mariana puede ser considerada dentro del ámbito de producción de Francisco Camacho, dadas las similitudes que ha adquirido con el rostro de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, de la iglesia de Santiago. Sin embargo, la imagen del ángel que la acompaña, recrea similitudes más evidentes con la obra de Diego Roldán, lo que rompería, entonces, una unidad de producción del conjunto que se justificaría en diferencias estilísticas, pero también, incluso, de escala y concepto de talla (una, algo menor y de cuerpo entero, el ángel, y otra, algo mayor y de candelero, María).

La escena es un correlato del momento de la pasión de Cristo en el huerto de Getsemaní, y lo hace reinterpretando la Anunciación a María, uno de los misterios gozosos del Rosario, para dar a entender que María, como su Hijo, sufrió su propia pasión junto a Jesucristo, y que la piedad popular conformó en hasta siete dolores (aunque llegaron a ser muchos más, tanto como la imaginación piadosa del que los creara). La idea de que María requirió la ayuda y confortación de su ángel anunciador, es una imagen que no tiene refrendo ni en los textos evangélicos canónicos ni apócrifos, pero que pronto se iluminó en la imaginación de los creyentes. San Efrén de Siria (siglo IV) escribió unas oraciones inspiradas en el formato del libro Lamentaciones del Antiguo Testamento. En una de ellas encontramos una referencia literaria para la escena que vemos recreada en esta composición que la Hermandad de la Oración en el Huerto saca a las calles de Jerez en su paso de palio:

“¡Oh, Gabriel! ¿dónde está ahora el ‘Ave’ encantador con que tú, mensajero, me saludaste? ¿dónde están las alegrías que me prometiste, de ser bendita entre las mujeres? ¡Ay Simeón, mira, ahí está la espada que atraviesa mi corazón!”.

San Efrén escribió esta oración, con apariencia de “lamentación”, en la que María reclamaba explicación a tanto dolor que sufría. Ella convoca a su ángel anunciador, a Gabriel, pero ahora necesita de él, en realidad, su compasión, su conmoción, su confortación, y lo que la Hermandad de la Oración en Huerto quizás exhibe, es una materialización de esta escena. Todos querríamos sentirnos así de reconfortados, porque todos entendemos ese humano dolor hacia un hijo.

La escultura de Gabriel, es una imagen barroca de gran dinamismo en sus vestimentas y en el paso cruzado en el que se dispone, por lo que se enmarca dentro de un barroco pleno del siglo XVIII. El modelado del pelo, ampuloso, esbozado, lo hace heredero de la producción de Pedro Roldán. Sin embargo, su policromía no es la original, sino que ésta se debe al pincel del escultor roqueño Ortega Brú, el cual la repolicromó en 1962, no pareciendo que retocara de manera sustancial el volumen de la talla, pues identificamos los rasgos del barroco dieciochesco en su rostro, manos y volumetría de la talla. La restauración ha estado centrada en esta policromía (aunque ninguna otra, subyacente, hemos podido encontrar bajo ella), la cual le aporta a la imagen un valor añadido dado el sello tan singular de este destacado imaginero: su genialidad artística sobresale en la producción escultórica religiosa del siglo XX. Los estofados son efectistas, dentro del catálogo decorativo del la imaginería barroca del siglo XVII y XVIII, pero se observa en él, un nervio técnico en su ejecución, una impronta que busca más el resultado grueso que lo minucioso en el detalle. Las carnaciones son el sello de su policromía, del estilo de Brú, pues son pálidas, agrisadas, poco o nada pulidas, y cuyos trabajos de limpieza han requerido una valoración en la conservación de cierta pátina que vibre el efecto de su acabado final, lo cual, entendemos que de cierta manera, matiza su palidez.