La Noche de Jesús se iniciaba con los últimos sones del Jueves Santo aún en las calles de nuestra ciudad. La madrugada se presentaba fresquita pero sin ninguna preocupación en lo meteorológico.
Las calles del centro de nuestra ciudad se fueron convirtiendo en un hervidero para ver las salidas y el transcurrir de los diferentes pasos que realizaban su estación de penitencia. Una noche de contrastes, del silencio y la sobriedad al gozo conforme se va acercando el amanecer.
El silencio y recogimiento que acompaña a las hermandades del Santo Crucifijo, Las Cinco Llagas y La Buena Muerte. El derroche de jerezania que un año más demostraba la Hermandad de Jesús Nazareno y esa mañana del Viernes Santo en la Plazuela.